Top

¿Qué hacemos aquí?

Quiero aprovechar esta primera entrada del blog de la escuela para contarte qué hacemos aquí. ¿Qué ha traído a nuestra familia a La Cabrera?

¿Por qué una Shala en este precioso pueblo?

Podría empezar por decirte que el origen reside en un latido del corazón, en un pensamiento que te asalta tras una meditación, en un cruce de miradas entre nosotros y un reconocer el brillo que hay en ellas cuando sabemos cuál es el paso a dar en nuestras vidas.

Podría decirte que todo empezó al destapar una de esas preguntas que surgen en el espacio de vacío y darnos cuenta de que los 4 miembros de la familia necesitábamos lo mismo: campo, una vida más simple.

Yoga Shala La Cabrera nace para unificar, para acabar con la disociación entre vida personal y vida laboral. Nace como proyecto de vida, de crianza, de ofrecimiento. Nace para ser un espacio libre dónde poder desarrollarnos y ver crecer a nuestra familia, dónde poder ofrecer a nuestros alumnos un servicio de corazón, de pasión por nuestro trabajo.

El lugar pronto estuvo claro, buscamos un espacio en la naturaleza, a los pies de la montaña, con todos los servicios para no tener que desplazarnos demasiado en coche y además, Dani siempre ha estado ligado a esta sierra, pues pasó aquí toda su infancia y adolescencia. Sin duda éste era el sitio, y fuimos conscientes de ello cuando nos vimos de pie en mitad de nuestro jardín, contemplando la montaña. El corazón se llenó de golpe y porrazo.

Manos a la obra, teníamos sólo 2 meses para mudarnos y la casa metía miedo, así que planos arriba, planos abajo, Feng Shui por aquí, el Este por allá, logramos mudarnos a tiempo y empezamos a trabajar en la Shala y el Dojo exterior. Planificarlo desde cero fue como planificar las mejores vacaciones, un tiempo de mucho trabajo pero infinita ilusión e infinito cariño.

Terminada la Shala pensamos en hacer un nuevo acceso más cómodo para los alumnos, un aparcamiento de bicis, unas hamacas para esperar a la siguiente clase… poco a poco vamos dando forma al jardín, aunque aún vamos a necesitar un otoño y alguna primavera más.

 

Y justo aquí nos encontramos. En la cresta de la ola, nadando en ilusión.

Empezamos a compartir prácticas a principio de julio, con honestidad y mucho amor, y poco a poco la gente va viniendo, se comparte, y se va quedando. Así empieza a crearse una nueva familia de yoguis y yoguinis. Bajo las vistas de este precioso paraíso que es nuestro pueblo. Sin prisas, a fuego lento, de tu a tu, como las cosas que se riegan con mucho mimo.

Si te apetece venir a compartir, sólo tienes que contactarnos. En nuestra casa siempre hay unos brazos para acoger al caminante.

Compartir