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Yoga, camino de unidad, no de división

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Yoga, camino de unidad, no de división

Dos personas no pueden beber de la misma fuente y tener dos aguas diferentes en sus bocas, pero si pueden saborearla de forma distinta, incluso narrarte de distinta forma su sabor.

Podríamos meter el mismo agua en botellas con nombres diferentes, pero siempre sería el mismo agua.

El Yoga es como el agua de la fuente, sólo hay uno, aunque le cambiemos las etiquetas a las botellas que lo contienen, o transmitamos de diferente forma cómo lo sentimos. Si cambiamos el agua por otro líquido transparente que se le parece, ya no es agua amigos, es otro líquido transparente que parece agua.

Así veo yo la práctica de Yoga, como un camino de unificación, no de deconstrucción ni de división, como una serie de propuestas infinitas que contienen no sólo la práctica física, sino lo que en occidente hemos ido llamando de otras formas: mindfulness, meditación, crecimiento personal, etc. Todo está bajo el mismo paraguas, así que a partir de ahora, me relajaré con la terminología y te hablaré de PRÁCTICA DE YOGA O SÓLO PRÁCTICA, yoga más allá de la esterilla.

Todos estamos llamados al autoconocimiento, a la espiritualidad, a recorrer un camino que nos acerque a una vida más plena, a redefinir nuestra felicidad, y la práctica debe dar sentido a esa llamada en la forma en que cada uno la vive.

La práctica de Yoga nos ayuda a alcanzar una comprensión espiritual e integrarla en nuestra vida diaria, a mantener la ecuanimidad en cualquier situación sin que se genere sufrimiento innecesario.

La pregunta es: ¿Quieres escuchar esa voz que late en ti repleta de preguntas y respuestas?, si no es así, no te preocupes, la práctica también traerá esa necesidad de escucharte. No sientas miedo a que la escucha genere más sufrimiento. No es aquello que te hirió lo que genera sufrimiento en ti ahora, sino el no escucharte, el mirar para otro lado, lo que hace que sientas que las piezas del puzle no terminan de encajar, que hay conflicto en tu interior, o conflicto con el exterior.

Yoga es la ausencia de dualidad, la ausencia de conflicto, el disfrute, el amor incondicional, por tanto, nadie puede «hacer Yoga», Yoga es tu estado natural, sin alterar. La práctica ofrece distintas propuestas para que desentierres tu estado natural, te des cuenta de qué impide que así sea y experimentes la libertad. A ese estado del Ser, le denominamos Yoga.

¿Y qué tiene esto que ver con la práctica que hacemos en clase? Pues a veces «poco», otras veces «mucho» y siempre «algo». Tal y como comentamos en las sesiones, no puedes pedirle a un niño que aún no sabe leer que opine sobre El Quijote, pero si puedes hablarle de él e ir enseñándole las letras para que pueda leerlo él mismo. Ante la práctica de Yoga todos somos niños que no sabemos leer, y debemos dejar que el camino se vaya haciendo, cada uno desde su momento presente. Desde mi humilde opinión, la práctica física es una gran aliada para introducirse en occidente, pues estamos tremendamente desconectados de nuestro sentir, tanto que pasamos un día entero sin darnos cuenta de que estamos acumulando tensión en el cuello, o de otras cosas más dolorosas. Si no alcanzo a trasladar la atención a las zonas que están siendo violentadas, ¿cómo voy a atender las que no lo están? ¿cómo voy a ser consciente de mi respiración? ¿y de cuáles son las emociones que me invitan a tomar decisiones?.

El cuerpo es un gran almacén de vivencias, de preguntas y de respuestas. De igual forma que las vivencias se almacenan en el cuerpo, trabajar con el cuerpo pone sobre la mesa la carga emocional de las vivencias. Suaviza tensión, libera presión, nos pone en una mejor disposición para alcanzar la ecuanimidad y sobre todo, nos apunta dónde tenemos que poner nuestra atención.

Las prácticas se diseñan con un objetivo emocional, energético o físico, de forma que mientras a un alumno le libera tensión en un cuádriceps y le permite alcanzar nuevas asânas, a otra le «cala» el mensaje de la sesión y a otra darse cuenta simplemente de que algo no fluye. Todo es energía, y cada cual resuena con lo que está vivo en ese momento.

No se trata de salir a buscar nada en la práctica. No traigamos lo que no está y dejemos que lo que debe atenderse brille cuando corresponda. Practicar, practicar, practicar y todo llegará (así lo decía el creador de Ashtanga Yoga Pathabhi Jois.

Espero que os haya gustado esta reflexión, estaré encantada de recibir vuestros comentarios y opiniones en yogalacabrera@gmail.com

¡Gracias por vuestro tiempo siempre!

Namaste

Bego

 

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